Por lo visto, el marido tenía a su mujer tan excitada que estaba dispuesta a meterse cualquier agujero con tal de descansar, así que se buscó a un vecino, al que se folla periódicamente en su presencia. Al mismo tiempo ella se desinhibe por completo, y da en el culo, y en todas las rajas que él le pide, porque su gran polla le gusta a fondo, a juzgar por sus gemidos, incluso más que a fondo.
Ja, ja - la chica se subió al coche del instructor en lugar de un taxi. Es increíble la facilidad con la que está dispuesta a llevárselo a la boca. ¡Oh, esas perras calientes de la soleada España!